Es habitual entrar en cualquier bar de nuestro barrio o zona de trabajo y marear al camarero de turno con nuestras interminables exigencias, pero esto ya es el colmo. Te imaginas "oiga camarero, mitad caliente, mitad fría y me pone la cara de mi prima Chari, que últimamente la veo de higos a brevas"
Marchandoooo¡¡¡¡¡
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